Cortar las puntas de las habichuelas es el principio. Luego esperar a que el agua se caliente entre trozos de tomate, ajo, pimiento, vino, laurel y sal para convertirla en salsa. El tiempo que uno tiene para cocinar es el mejor. Y si quieres puede haber música. Y todo es más o menos así y lo escribo porque siento que es algo útil que puedo hacer. En realidad, no estoy haciendo nada diferente al resto del mundo. Mi vida no es especial, pero a veces me empeño en esperar demasiado de ella, en creer que está obligada a darme cosas. Eso hace a uno desdichado y con esa exigencia combates. Y de pronto alguien te lo resume, te lo cuenta, te lo aclara, para que te des cuenta y hagas algo, para que aceptes que siempre puede haber algo más placentero detrás de lo agradable pero no necesariamente tienes que atraparlo. No se trata de advertir constantemente lo misterioso de tu comportamiento que boicotea toda situación, porque no eres más especial que el otro; se trata de reírse de tu personaje. Si, simplemente reírse un poco de toda esa estupidez.
En Flores en las grietas, autobiografía y literatura. (Anagrama), Panorama, Narrativas, (2012), Richard Ford escribe : (…) el giro cómico no sólo actúa como contrapeso e intensifica la gravedad de una historia seria sino que también humaniza nuestra intimidad predestinada a lo grave, permitiendo sacar a la luz el contexto más pleno y más real de la vida , aún cuando nos incline hacia un método de aceptación comprobado: la risa. (La aceptación y la pertinaz continuación de la vida son preocupaciones permanentes en Chejov).
Con la comida hecha, uno solo puede disfrutarla sin pensar en que podría haber quedado mejor.