No viniste y esperé hasta el último momento. A que todo el pueblo durmiera, a que los coches apagaran el motor y los perros dejaran de ladrar confundidos a la noche. Pensaba que llegarías pero no fue así. Y amaneció de nuevo en la casa vacía. Y regresaron los pequeños ruidos que anuncian la vida ahí fuera. Todavía en la cama esperé a que tocaras en la puerta. A que dejases por fin de ser una idea.