Cuelgan ropas en las azoteas en esta noche fría y ventosa. Un gato pequeño maulla como si pidiera que le ayudaran y luego se calla. No acaba de caer la lluvia. Solo un seco sereno que moja las calles solas. Suenan los cristales de alguna ventana cercana. Hay partes en las que el cielo está claro y se ven las estrellas. «Seguro que ha nevado», me dijo el vecino esta mañana. Pensé que este lugar a veces se parece a Nebraska, con veranos calurosos e inviernos fríos. Donde el Oeste comienza.